Los caracteres

Doña Wallies nunca sale de casa sin el carrito blanco. Desde hace días anda por Valladolid cargada con una escalera y muchos binoculares. ¿Está buscando algo? ¡ Está esperando la llegada de los ángeles!
Hoy aparecerán en la Calle de Jorge Guillén. Doña Wallies conoce bien a los “seres alados”. Antaño vivieron en Valladolid siguiendo cada uno su vocación. Muchos se fueron y llevaron sus palabras y el idioma a través del mundo. Doña Wallies también escribe, y aunque no sea una escritora brillante, anota sus observaciones en su cuaderno y da nombres a los ángeles: Quedateyescribe, Rosa Señera, el ángel Lector, …
Hace años que va buscando uno en especial, su angelito que debería estar durmiendo en el carrito.

El ángel Lector luce las alas más grandes de todos. Siempre lleva su micrófono, le encanta hablar de la belleza y la forma perfecta, sea en poesía o en sociedad. Le gusta escucharse hablar. Pero tuvo que callar pronto y acabó abandonando España por protesta. No se volvió a escuchar nada de él durante cuatro décadas. Pero la añoranza por su tierra natal no callaba nunca. (Villa por villa en el mundo / cuando los años felices / brotaban de mis raíces / tú, Valladolid profundo. (Jorge Guillén, 1893-1984)

Enfrente está el ángel Quedateyescribe. Hace poco que se convirtió en un ángel y, sin embargo lleva alas bastante grandes.Ha vivido toda su vida en Valladolid y aunque no tuvo las cosas fáciles, él siempre seguía escribiendo. Nació aquí y murió aquí.
 

Estaba obstinado, luchaba por cada palabra. Sus novelas daban voz a los más desaventajados, los niños, los viejos y los marginados. Doña Wallies suele llamarlo el irreductible. Siempre usó una pluma, evitaba la maquina de escribir y el ordenador. Decía que las máquinas hielan el corazón. Quedateyescribe ya había tenido algún contacto con “seres alados” siendo humano: Ángeles fue su mujer y musa. Doña Wallies está convencida que algún día los verá aparecer juntos.
(Miguel Delibes, 1920-2010)

La Rosa Señera es un ángel femenino con rosas en el pelo. Lleva consigo una maquina de escribir vaya donde vaya. Luchó contra la injusticia en España, dejó su país y siguió escribiendo desde el exilio intentando superar así la nostalgia por su tierra natal. La maquina de escribir y los libros fueron sus verdaderos amigos en aquellos tiempos. En su país nadie quería editar o publicar sus escritos y en el extranjero sobrevivía haciendo traducciones. Sin embargo nunca se dejó acallar ni quebrar por la soledad del exilio. (Rosa Chacel 1898-1994)

Doña Wallies está entusiasmada. Hoy verá por primera vez a Cuentavisiones, un ángel femenino muy mayor y venerable. La llaman así por las numerosas visiones que ha tenido a lo largo de su vida como hermana en la Orden de las Carmelitas. Ha ido apuntando cada visión para convertir el miedo a un Dios prepotente en la confianza en un Dios entrañable.
Las consecuencias de aquellas palabras efervescentes son traducciones a unos 25 idiomas de sus escritos, 13.000 hermanitas que siguen hoy en día propagándolos por todos los continentes y fundaciones de numerosos conventos. Cuentavisiones ofreció también un monasterio a Valladolid que todavía existe.
(Teresa de Ávila, 1515-1582)

 

El ángel Piedelaletra también aparece. Con una cuerdecilla envía un correo particular a los habitantes de Valladolid. Es su traducción de la canción de Salomón en el  Antiguo Testamento. Doña Wallies se sonroja un poco. En el siglo XVI uno no solamente se sonrojaba sino que acababa en la cárcel. La iglesia toma caminos extraños, a veces. Él mismo estuvo en la cárcel de Valladolid durante 4 años por haberse comprometido con la veracidad de la palabra de Dios y traducir la Santa Biblia al castellano sin someterse a censura alguna. El ángel Piedelaletra ha sido monje en la orden de San Agustín. Doña Wallies se fijará en el. (Luís de León, 1528-1591)

El ángel sin nombre siempre quiere escribir. Cada vez una página nueva, pero se queda en blanco y acaba en la papelera. ¿Cuantos héroes se quedaron sin nombre? ¿Cuantas historias sin acabar? ¿ Cuantas hojas estrujadas y tiradas? El ángel sin nombre quisiera escribir para aportar algo al mundo a través de la palabra, pero no lo logra. Se deja desviar, se distrae, le falta voluntad. La voluntad de crear una historia y recibir un nombre.

 

El señor Zwiebler, un conocido de Doña Wallies, también esta buscando los ángeles por Valladolid hoy. Se sube en la escalera y apunta hasta ellos el cono de su aparato acústico para capturar las voces de los seres alados.
¿Qué nos estar'an contando? Simplemente tenemos que escucharles con atención, con los ojos también...